Sí, es algo que puede pasar. En las diferentes fases de la marcha existen varias razones por las que el calzado puede desgastarse.
Es más común en la fase de Primeros pasos (Sit & Crawl), cuando los modelos son muy minimalistas y no tienen protección en la puntera. Si el niño aún gatea o la puntera roza mucho en el suelo, sobre todo en superficies más rugosas, el material puede desgastarse o perder color. No es nada grave ni afecta a la comodidad — es solo algo estético. Hay que tener en cuenta que estos modelos se usan por poco tiempo (1–3 meses hasta cambiar de talla), por lo que la prioridad siempre es la comodidad y la movilidad.
Durante la fase de Inicio de la marcha (Up & Go) — el primer año tras empezar a caminar — los modelos minimalistas suelen resistir bien y ser los más cómodos. Sin embargo, tras 6–12 meses caminando, los niños suelen estar más activos y jugar con más intensidad. Si un modelo se rompe en 1–2 semanas, probablemente significa que ese tipo de calzado ya no tiene la estructura suficiente para la fase actual. En ese caso, conviene pasar a modelos con protección en la puntera, más estructurados y resistentes.
En la fase de Marcha consolidada (Run & Play) — después de un año de caminar solos — los niños son mucho más activos. El juego se intensifica, hacen más actividades físicas y el calzado puede desgastarse más rápido. En esta etapa, lo esperable es que duren entre 3 y 6 meses, por lo que es importante elegir marcas con mayor durabilidad, con más estructura y protección de goma en todo el contorno.
Al elegir calzado barefoot, hay que recordar que su principal misión es la comodidad y la libertad de movimientos. Están diseñados para doblarse, ser flexibles, con materiales que respetan la piel y el planeta. Son modelos pensados para permitir el juego. El desgaste refleja precisamente esa bonita historia: que nuestros hijos son activos y tienen un buen desarrollo motor.
¿De qué sirven los zapatos que parecen nuevos? Muchas veces, el desgaste solo significa que se han usado y han cumplido su función. Los zapatos que siguen “como nuevos” suelen ser de materiales sintéticos, rígidos, con suelas gruesas y elevadas que no permiten que los pies se muevan naturalmente ni que los modelos rocen con el suelo.